El comienzo de una nueva era para Alex Toril
Mi comienzo en el mundo del motor estaba más que asegurado, con un padre piloto de rallyes y un hermano que corría en Karting era lógico que el pequeño de la familia también entrase en el mundo de la gasolina.
Todo comenzó cuando tenia unos 4 años (año 2000 más o menos). Yo ya empezaba a inquietarme viendo tanto a mi padre como a mi hermano correr. En un principio parecía que esto del mundo del motor no iba conmigo, puesto que el ruido de los motores no me gustaba y me daba miedo. Aún así, un día en el que mi hermano entrenaba en el Karting Rubio Competición me dieron a probar un Kart de alquiler, de los que son para niños y van muy despacito, aunque para mi aquello era un cohete.
Tras ponerme varios cojines grandes, un casco... me dieron la suelta, y cómo no, me estrené a lo grande. Salí muy despacito y me di mi primera vuelta, la cual al acabar no me preguntes por qué decidí entrar en boxes con el pedal del acelerador pisado a fondo y sorteando a un montón de gente que estaba allí con su kart. Cada cual hizo lo que pudo porque yo no iba a levantar. Al final cuando salí de boxes sin atropellar a nadie (diría que fue un milagro) el dueño del circuito el cual observó de primera mano lo sucedido le dijo a mi padre: “Caballero, su hijo tiene manos”.
Esto es sólo una anécdota que marcó mi comienzo. A partir de ahí poco a poco fui subiéndome más veces en el kart de alquiler, hasta que un día heredé el TOP-KART de mi hermano. Con ese kart aprendí, al igual que mi hermano, a conducir mejor. Un día me fui con mi hermano y mi padre al circuito de Cazalla en Sevilla y allí di mis primeros trompos, me enseñaron a trazar... Tras varios entrenos llegó julio de 2003 y cumplí los 7 años (edad mínima que había que tener para que te dieran licencia), mi padre se fue directamente a Madrid a la RFEdA y me sacó mi primera licencia.
Tres meses más tarde, en octubre, se disputaba una prueba urbana en Córdoba, mi ciudad natal. El circuito estaba hecho en un parking y se delimitaba por alpacas de paja. Allí empezó mi debut. En la parrilla había unos 20 coches y todos pertenecíamos a la categoría cadete y montábamos aquellos antiguos motores Comer W80 de la época.
De la carrera os puedo decir bien poco, puesto que no recuerdo mucho. De lo que me acuerdo fue de que el resultado no fue muy importante, creo que hice último o penúltimo, y que me doblaron unas 20 veces o algo así. Más tarde, fui a la carrera que se disputaba en Cartaya (Huelva) y realicé mi primera carrera sobre piso mojado y, poco a poco, fui mejorando.
Desde entonces han sido 10 años de no parar, sigo corriendo y sigo día a día aprendiendo, agradeciendo lo que tengo y sobre todo disfrutando de aquello que empezó como un hobby y que hoy día se ha convertido en algo más serio. Además tampoco olvidaré quien me ha llevado hasta donde estoy hoy.
Mi comienzo en el mundo del motor estaba más que asegurado, con un padre piloto de rallyes y un hermano que corría en Karting era lógico que el pequeño de la familia también entrase en el mundo de la gasolina.
Todo comenzó cuando tenia unos 4 años (año 2000 más o menos). Yo ya empezaba a inquietarme viendo tanto a mi padre como a mi hermano correr. En un principio parecía que esto del mundo del motor no iba conmigo, puesto que el ruido de los motores no me gustaba y me daba miedo. Aún así, un día en el que mi hermano entrenaba en el Karting Rubio Competición me dieron a probar un Kart de alquiler, de los que son para niños y van muy despacito, aunque para mi aquello era un cohete.
Tras ponerme varios cojines grandes, un casco... me dieron la suelta, y cómo no, me estrené a lo grande. Salí muy despacito y me di mi primera vuelta, la cual al acabar no me preguntes por qué decidí entrar en boxes con el pedal del acelerador pisado a fondo y sorteando a un montón de gente que estaba allí con su kart. Cada cual hizo lo que pudo porque yo no iba a levantar. Al final cuando salí de boxes sin atropellar a nadie (diría que fue un milagro) el dueño del circuito el cual observó de primera mano lo sucedido le dijo a mi padre: “Caballero, su hijo tiene manos”.
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| Primer contacto de Alex con el agua en la última carrera de 2003... trompo incluido |
Esto es sólo una anécdota que marcó mi comienzo. A partir de ahí poco a poco fui subiéndome más veces en el kart de alquiler, hasta que un día heredé el TOP-KART de mi hermano. Con ese kart aprendí, al igual que mi hermano, a conducir mejor. Un día me fui con mi hermano y mi padre al circuito de Cazalla en Sevilla y allí di mis primeros trompos, me enseñaron a trazar... Tras varios entrenos llegó julio de 2003 y cumplí los 7 años (edad mínima que había que tener para que te dieran licencia), mi padre se fue directamente a Madrid a la RFEdA y me sacó mi primera licencia.
Tres meses más tarde, en octubre, se disputaba una prueba urbana en Córdoba, mi ciudad natal. El circuito estaba hecho en un parking y se delimitaba por alpacas de paja. Allí empezó mi debut. En la parrilla había unos 20 coches y todos pertenecíamos a la categoría cadete y montábamos aquellos antiguos motores Comer W80 de la época.
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| Las famosas alpacas de paja en su debut en competición en su ciudad natal, Córdoba |
De la carrera os puedo decir bien poco, puesto que no recuerdo mucho. De lo que me acuerdo fue de que el resultado no fue muy importante, creo que hice último o penúltimo, y que me doblaron unas 20 veces o algo así. Más tarde, fui a la carrera que se disputaba en Cartaya (Huelva) y realicé mi primera carrera sobre piso mojado y, poco a poco, fui mejorando.
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| En 2009 era piloto de Genikart... y en 2013 disputa el European F3 Open con uno de los F312 de RP Motorsport |
Desde entonces han sido 10 años de no parar, sigo corriendo y sigo día a día aprendiendo, agradeciendo lo que tengo y sobre todo disfrutando de aquello que empezó como un hobby y que hoy día se ha convertido en algo más serio. Además tampoco olvidaré quien me ha llevado hasta donde estoy hoy.
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