lunes, 25 de marzo de 2013

Amelia Montes - Aficionada

Debo decir que la competición del motor ha sido mi vehículo particular para reincorporarme al mundo del que siempre me bajaba de manera discontinua. Porque mi afición a la Fórmula Uno se parece más a la trayectoria de una pequeña escudería, en la que en su primera carrera sale desde la última posición y tiene carencias de diseño importantes, debido a que sus ingenieros no hicieron bien su trabajo. Y encima en la primera curva te echan del asfalto y tienes que regresar a boxes varias veces a cambiar piezas. Y a lo largo del campeonato esos fallos mecánicos me han impedido llegar a meta varias veces. Por lo tanto, me he perdido parte de la temporada (de la historia) por estar en el garaje.


Todos, hasta los grandes campeones, tienen que pasar por boxes antes de salir a la pista

Tengo memoria de pez. Soy la persona más despistada del mundo. Se podría decir que soy exactamente todo lo contrario a este blog y a sus colaboradores y lectores habituales que conocen todos los detalles de la historia y de la actualidad del mundo del motor.

No recuerdo cuando empecé a interesarme por este mundo. Pero siempre hubo algo que me atrajo desde el principio, aunque no sabría decir qué es. Recuerdo en la 2 de TVE que ponían Rallyes, motos o Fórmula Uno y siempre me quedaba viéndolo. No sé porqué. Me encantaba ver esos coches tan raros adelantando, me gustaban sus colorines y admiraba el riesgo evidente que corrían tanto los pilotos como los espectadores. Y me quedaba embobada cuando veía el dominio de la física aplicado al movimiento. Mantener una moto o un monoplaza en curva sin que saliera despedido, o que un coche “de calle” con pegatinas volara a un metro del suelo, con un cambio de dirección incluido, me parecía asombroso.

Creo que en F1 mis primeros aplausos se los di a los Ferrari, por el llamativo rojo de sus monoplazas, y porque sin duda eran ganadores. Escuchaba al comentarista nombrarlos y alabar su palmarés. Aunque enseguida descubrí que corría también el equipo Renault y me entregué por completo a su causa, porque el coche de mi infancia, ese utilitario que todos tenemos en la memoria en el que nuestros mayores nos llevaban a la playa, era un Renault 5 azul matrícula de Lugo.

Pero me es totalmente imposible situar todos esos primeros recuerdos con nombres de lugares, pilotos o años aproximados. Porque como ya he dicho, he vivido y disfrutado del deporte del motor de forma intermitente. Creo que lo siguiente que recuerdo es a Niki Lauda, y su rostro quemado cuando celebró su campeonato del '84 porque me impactó su historia. Sobre todo cuando pasaron las imágenes de su accidente de 1976. De alguna manera se convirtió en un ídolo para mí por ser capaz, tras semejante suceso, de volver a subir a un monoplaza y ganar otros dos campeonatos.


Niki Lauda celebrando su tercer Título Mundial con Alain Prost en Estoril

Por esa misma época tuve un amigo que tenía motos de gran cilindrada y un par de automóviles deportivos de gama alta. Su favorito -y el mío- era un 911 por el que me llevaba a todo gas por las carreteras de la sierra madrileña. Yo no puedo conducir, pero a él no le importaba llevar el coche al límite si yo se lo pedía. Cuando alguna vez en los resúmenes de La 2 veía Porches similares compitiendo en circuitos, esperaba al siguiente fin de semana para pedirle a mi chico que emulara a aquellos pilotos, pero conmigo dentro. E intenté seguir más de continuo la competición, nuevamente sin éxito, porque en cuanto desapareció de mi vida el dueño de los vehículos, volví a perder interés.

Tal fue mi fracaso en ser practicante de mi vocación, que los McLaren de principios de los ‘90 los confundía con los Ferrari por su publicidad de Marlboro, y siempre tenía dudas de en qué equipo se sentaba Senna. Por cierto, que la muerte del brasileño me encontró en un momento en el que estaba fuera del mundo, y la conmoción de su muerte me trajo de nuevo de vuelta. No fue hasta que un chico de mi tierra natal, al que me presentaron unos meses antes de fichar por Minardi F1, y que acabó ganando dos veces el mundial de pilotos con el equipo Renault, que volví de nuevo a seguir la competición. Esta vez parece que de manera más fiel, y donde decidí vivirla de forma más intensa, entre otras cosas, porque ahora sí me puedo permitir seguirla con regularidad.

El sábado 19 de marzo de 2011 se inauguró en Oviedo la pista de Karting que lleva el nombre de Fernando Alonso

Y a ello me ayudó un grupo de personas entre las que están los miembros de este blog y muchos de sus seguidores. No hace mucho me preguntaban qué era lo que me había hecho participar a través de internet en foros y grupos de aficionados al mundo del motor, y mi respuesta fue muy visceral: porque han sido mi primera ventana al mundo. Porque ser aficionada a este universo me ha dado la oportunidad -cuando me atreví a preguntar- de conocer personas que me han respondido siempre que he tenido dudas, que han sido condescendientes con mi ignorancia y pacientes en las explicaciones. Y su respuesta es lo que ha tirado de mí para salir de boxes, esta vez con buenos reglajes, y continuar mi carrera hasta la meta.

Sigo siendo la persona más despistada del mundo, sigo necesitando un croquis para no liarme con escuderías y pilotos, porque salvo los muy, muy conocidos, siempre me pierdo con los de mitad de parrilla. Pero me sigo asombrando de la capacidad creativa de algunos ingenieros, de sus soluciones aerodinámicas, de las estrategias en las carreras, de las pequeñas “pillerías” que todos en algún momento utilizan en su beneficio, y por supuesto, del ingenio y las manos de los pilotos que siguen logrando desafiar las leyes de la física manteniendo un monoplaza de 600 Kg. dentro de Eau Rouge a 300 Km/h sin terminar volando sobre las cabezas de los comisarios.

 

Esta es la pequeña historia de una simple aficionada al mundo del motor que se siente muy honrada de participar aquí.



¡Ronroneos!

3 comentarios:

  1. Kramer.

    Un artículo bonito y muy emotivo, Gata.

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    Respuestas
    1. Gracias Kramer.
      Y a los chicos de PEPEM por el trabajo que hacen.

      La Gata.

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    2. Ya conocemos cómo es la Gata... GGG

      Un fuerte abrazo a los dos, y con ánimos como estos seguiremos intentando informar sobre los nuestros lo mejor posible.

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