Mi afición por el mundo del Motorsport, como a la mayoría de las personas, comienza por una atracción a todo aquello que lleva ruedas desde bien pequeño. De mi infancia recuerdo que cuando vivíamos en Lanzarote mi juguete favorito era un coche de pedales de color naranja (en realidad era rojo, pero el sol cambió el tono). Con él, me tiraba una y otra vez por una inmensa cuesta. Para ello tenía que sacar los pies de los pedales ya que la velocidad a la que giraban era endemoniada.
Hace unos años volví a esa cuesta y lo cierto es que las cosas se recuerdan de otra manera, lo que antes era más empinado que el Tourmalet ahora resulta ser un simple falso llano.
Recuerdo que periódicamente teníamos que ir a Tenerife para que mi hermana fuera al oculista, o dentista, no lo tengo claro, pero lo cierto es que lo deseaba con locura porque mientras ella estaba en la consulta, mi padre me llevaba a un salón de juegos donde tenían una máquina con volante y asiento y eso era realmente alucinante (estamos hablando de principio de los 80...). No quiero saber el tipo de simulador porque verlo ahora sería frustrante.
La feria, pues está claro que lo único que quería eran coches (o “cochitos” como les llamaba). Al principio el Scalextric para los más peques, con esa falsa conducción. Mi padre siempre me comenta que una vez fueron a cenar y yo, como niño que era, no quería; lo único que tenía en esa cabezota era la falsa conducción en la atracción de feria, y ojo, parece que mi padre le ofreció 500 pesetas para que mientras ellos cenaban tranquilos, el niño cansino pasara toda la cena dando vueltas en la atracción. ¿Qué paso? Según mi padre aguante toda la cena dando vueltas. ¿La realidad?, nunca la sabremos. Cuando crecí ya vinieron las palabras mayores, los auténticos coches de choque, esas fichas de colores tan codiciadas, esos destornilladores metidos en la ranura, ese experto conductor que se pasaba toda la noche conduciendo marcha atrás...
Como hijo de militar que soy, he pasado toda mi vida lejos de la familia. Esta situación hace que tenga en mi pasaporte muchos, pero muchos kilómetros de carretera, y amigo, eso significaba horas y horas viendo coches. Por lo tanto, ya podéis imaginar la infinidad de juegos que me montaba yo solo (mi hermana era subirse al coche y dormirse). ¿Cuántos modelos de coches seguidos puedo reconocer?, sumar las cifras de los modelos, “mira un 5 y era un 131...”, “Ostras, 7 SEAT seguidos”.
Empezamos con el programa de Paco Costas, y su “segunda oportunidad”, programa que no me perdía por nada del mundo. Además, seamos sinceros, por aquella época la tele eran habas contadas y más en Canarias donde no había ni segundo canal.
En cuanto a la competición las cosas comienzan con las dos ruedas y Ángel Nieto, continúan con los resúmenes del Dakar que eran realmente brutales, Carlos Mas, los Servià, Ari Vatanen, aquellos Peugeot, los camiones, Carlos Sainz con aquellas victorias, recuerdo especialmente las tropecientas vueltas de campana con el Toyota, el famoso trata de arrancarlo, los troncos en los tramos...
Continuamos con la F1 y los duelos entre Senna y Prost, lo cierto es que la etapa de Schumacher no la seguí mucho... y ya empezamos el seguimiento más de cerca con la llegada de Alonso a la Fórmula 1 y la adquisición por parte de Telecinco de los derechos de TV. Los previos y los éxitos del español hicieron que me enganchara definitivamente a la F1 (hay muchos seguidores que niegan este aspecto y no entiendo el motivo).
El primer evento en directo al que asistí fue un Rallye, donde un compañero de mi padre corría y fuimos a algún que otro tramo. Su apodo era “el Fiti”, por aquello de Fittipaldi. Era muy pequeño, así que sólo recuerdo la cara llena de heridas tras un accidente...
Asistí también al espectáculo de Alain Petit en el que realizaba choques, saltos y demás salvajadas con los coches, algunas escenas las recuerdo con mucho miedo y con un olor a gasolina muy fuerte.
Otro espectáculo que he visto unas cuantas veces es el trial indoor con Jordi Tarrés y Amós Bilbao, entre otros.
De las cosas que mejor recuerdo, el día que fui con un amigo a Jijona a ver el Rallye Caja Alicante. Tenía unos 18 años y nos fuimos en una Yamaha TZR de 80 cc. La verdad es que está a 120 Km de mi casa y el viaje se hizo largo. Llegamos, nos pusimos en una zona en la que veíamos unas cuantas curvas y esperamos, esperamos y esperamos. Recuerdo el paso de la Guardia Civil que ya dijimos “éste va un poco rápido”, acto seguido el 00, era un Ford Sierra blanco y pasó como un rayo y madre mía cuando pasó el primer coche, un Lancia Delta HF Integrale y por mucho que nos imaginábamos que pasarían rápido fue realmente brutal. Si alguien no ha visto un Rallye en directo no sabe de lo que hablo porque en la televisión no se aprecia la velocidad.
En circuitos sólo he estado en Cheste y en el Street Circuit de Valencia. En el primero asistí a una prueba de la Formula Nissan y creo que no vimos ni la carrera entera. Unos años más tarde, en concreto en 2008, asistí a los entrenamientos de F1 y la verdad es que la primera vez que escuchas un F1 no se olvida. Lo cierto, es que es una manera muy recomendable de ver estas máquinas en directo sin tener que desembolsar una pasta. Lo mejor de aquella jornada fue ver a Kubica pasando por el pit calentando gomas...
En Cheste también estuve en las Ferrari Finals de 2010, y la verdad es que por unos 60 € tienes acceso al paddock y te puedes meter hasta la cocina. Lo pasé muy bien y el espectáculo es totalmente recomendable porque la actividad tanto en la pista como fuera no para.
Por último, en Cheste tuve otra buena experiencia. Fue un par de vueltas en un F1 tripaza pilotado por Jordi Gené que me tocó en un sorteo y fue realmente gracioso porque estuve a punto de mandar a paseo a la persona que me llamó ya que pensaba que era una broma. Como experiencia es increíble se va muy, pero que muy rápido.
En el Street Circuit he estado en 2010, 2011 y 2012, en la P4 y lo cierto es que me encanta. La zona del circuito es genial ya que se ve la salida, el pit-lane, el podio, etc. Si encima ves carreras como la de 2012 pues de 10.
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