Mi debut en Karting se produjo el año 2001, pocas semanas antes de cumplir los 11 años, en mi ciudad natal Córdoba.
Primero hay que remontarse un poco antes, al año 1996. Fue en ese año cuando mi padre me compró el primer Kart. Tuvimos que desplazarnos hasta el Kartódromo de Cartaya (Huelva) y allí nos hicimos con mi primera máquina. Manolo Belmonte, dueño del circuito y a quien mi padre ya conocía de antes, nos aconsejó en la compra de un kart de 2ª mano: un Tony-Kart alevín con motor Comer S-60. Durante un tiempo, el uso que tuvo este kart fue el de rodar ocasionalmente por algunos circuitos muy pequeños que estaban destinados exclusivamente al alquiler.
Sin embargo, el uso de mi kart cambió a principios de 2001. En aquel momento se inauguró en Córdoba un nuevo circuito de Karting: el KRC (Karting Rubio Competición). Esta nueva pista era sin duda mucho más grande que la que había habido anteriormente y reunía de sobra las condiciones necesarias para poder realizar carreras de Karting. Así pues como era lógico mi kart se mudó al circuito de Karting y allí empecé a rodar con mayor asiduidad de lo que había hecho hasta el momento.
A las pocas semanas, se constató que el kart estaba desfasado respecto a los actuales de aquel momento y además, como era un kart de Alevín, a mi me resultaba pequeño. Así pues el debate en casa se centró en la compra del kart. Mi madre, como siempre ha hecho en mi carrera deportiva, se puso al frente del proyecto, dando luz verde de inmediato. Realmente, no hubo oposición. Y ni se imaginaban lo que ello desencadenaría.
Total, que yo ya tenía mi nuevo kart TOP-KART de cadete con su motor Comer S-80 y claro está, con este ya sí que podía competir. La posibilidad de hacer una carrera no tardó en llegar; como he dicho al principio, la segunda carrera del Campeonato de Andalucía de Karting llegó a Córdoba a finales de mayo. Se dilucidó un poco el tema en casa y de nuevo “luz verde”; tramitar la licencia y a los pocos días el Miguelito listo para competir.
No recuerdo haber estado especialmente nervioso aquel fin de semana. Simplemente expectante por ver como era aquello de competir con chavales de mi edad y de la misma categoría. Tampoco hubo ninguna presión por parte de mi familia, ellos simplemente querían que me divirtiera y así ocurrió.
Lo cierto es que tampoco se produjeron anécdotas especialmente graciosas o desastrosas. En la jornada del sábado tenían lugar las tandas de entrenos libres. La crono creo que fue también el sábado por la tarde y lo que sí que resulta curioso es que en aquel entonces, el sistema era como anteriormente en la F1; cada piloto hacía de forma individual sus dos vueltas de crono: una vuelta de OUT, dos vueltas cronometradas y una vuelta de IN. Y a continuación el siguiente piloto. La mejor de las dos vueltas permitía la formación de la carrera Pre-Final y el resultado de esta carrera era el que conformaba la parrilla de salida de la Final, que era la única carrera que otorgaba puntos y podio.
Evidentemente éramos muy pocos en todas las categorías. Si no recuerdo mal, ninguna de ellas superaba los 10 participantes. Lo que sí recuerdo con gran calidad es que tanto en la Pre-Final como en la Final obtuve la 5ª posición, pero no sé precisar cuantos Cadetes habría (quizá 1 ó 2 más).
Recuerdo con gran calidad que aquel era el Karting amateur por antonomasia: cada padre con su hijo y su kart anclado a la baca del coche o guardado en un pequeño remolque. Sin duda he tenido la suerte de vivir la profesionalización del Karting. A medida que pasaban las temporadas crecían los equipos, furgonetas, tráilers, mejores carpas, etc. Pero esto es otro diferente al del presente artículo.
En cualquier caso, volviendo al objeto de este escrito, aquello fue el debut de Miguel Toril. El inicio de un vicio para toda la familia. Motivó más horas de entrenamientos, más días, competir en más carreras y poco a poco ir aprendiendo, ascendiendo y logrando nuevas metas.
Primero hay que remontarse un poco antes, al año 1996. Fue en ese año cuando mi padre me compró el primer Kart. Tuvimos que desplazarnos hasta el Kartódromo de Cartaya (Huelva) y allí nos hicimos con mi primera máquina. Manolo Belmonte, dueño del circuito y a quien mi padre ya conocía de antes, nos aconsejó en la compra de un kart de 2ª mano: un Tony-Kart alevín con motor Comer S-60. Durante un tiempo, el uso que tuvo este kart fue el de rodar ocasionalmente por algunos circuitos muy pequeños que estaban destinados exclusivamente al alquiler.
Sin embargo, el uso de mi kart cambió a principios de 2001. En aquel momento se inauguró en Córdoba un nuevo circuito de Karting: el KRC (Karting Rubio Competición). Esta nueva pista era sin duda mucho más grande que la que había habido anteriormente y reunía de sobra las condiciones necesarias para poder realizar carreras de Karting. Así pues como era lógico mi kart se mudó al circuito de Karting y allí empecé a rodar con mayor asiduidad de lo que había hecho hasta el momento.
Final de recta de Cartaya... a fondo |
Total, que yo ya tenía mi nuevo kart TOP-KART de cadete con su motor Comer S-80 y claro está, con este ya sí que podía competir. La posibilidad de hacer una carrera no tardó en llegar; como he dicho al principio, la segunda carrera del Campeonato de Andalucía de Karting llegó a Córdoba a finales de mayo. Se dilucidó un poco el tema en casa y de nuevo “luz verde”; tramitar la licencia y a los pocos días el Miguelito listo para competir.
Primera victoria de Miguel en el circuito KRC de Córdoba |
Lo cierto es que tampoco se produjeron anécdotas especialmente graciosas o desastrosas. En la jornada del sábado tenían lugar las tandas de entrenos libres. La crono creo que fue también el sábado por la tarde y lo que sí que resulta curioso es que en aquel entonces, el sistema era como anteriormente en la F1; cada piloto hacía de forma individual sus dos vueltas de crono: una vuelta de OUT, dos vueltas cronometradas y una vuelta de IN. Y a continuación el siguiente piloto. La mejor de las dos vueltas permitía la formación de la carrera Pre-Final y el resultado de esta carrera era el que conformaba la parrilla de salida de la Final, que era la única carrera que otorgaba puntos y podio.
Miguel Toril, campeón de Andalucía de la categoría Senior en 2007 |
Evidentemente éramos muy pocos en todas las categorías. Si no recuerdo mal, ninguna de ellas superaba los 10 participantes. Lo que sí recuerdo con gran calidad es que tanto en la Pre-Final como en la Final obtuve la 5ª posición, pero no sé precisar cuantos Cadetes habría (quizá 1 ó 2 más).
Recuerdo con gran calidad que aquel era el Karting amateur por antonomasia: cada padre con su hijo y su kart anclado a la baca del coche o guardado en un pequeño remolque. Sin duda he tenido la suerte de vivir la profesionalización del Karting. A medida que pasaban las temporadas crecían los equipos, furgonetas, tráilers, mejores carpas, etc. Pero esto es otro diferente al del presente artículo.
Miguel y su hermano Alex premiados en la Gala de la RFEdA en 2010 con Pedro de la Rosa |
En cualquier caso, volviendo al objeto de este escrito, aquello fue el debut de Miguel Toril. El inicio de un vicio para toda la familia. Motivó más horas de entrenamientos, más días, competir en más carreras y poco a poco ir aprendiendo, ascendiendo y logrando nuevas metas.
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