sábado, 12 de enero de 2013

Jacobo Vega - Periodista

En mi casa siempre se ha respirado gasolina. Cuando yo nací, mi padre ya trabajaba en el mundo del automovilismo como responsable de “Motor Joven”, una revista que publicaba Renault España para atraer al público más joven mediante la competición. Con mi padre metido en este mundo, era difícil que nosotros en casa no nos aficionásemos a los coches. Creo que la mayoría de los recuerdos de mi infancia transcurren entre el parque de la Ciudad de los Periodistas y el Circuito del Jarama y aun hoy tengo dudas de si mis primeros pasos fueron en uno u otro lugar. Pero los mejores recuerdos que tengo de mi afición al automovilismo son fuera de los circuitos, aunque no muy lejos del Jarama. Cuando yo tenía unos 10 años, convencí a mis padres para que me regalasen un perro. Era un mestizo mitad pastor alemán, mitad otra cosa. Le llamamos Mayo, porque había nacido en aquel mes. Muy bonito, pero más malo que un dolor. Mordía a todo lo que se movía. Cada vez que había visita en casa era un drama y mis padres, con buen criterio decidieron regalarlo.

Seguro que más de un@ acaba de recordar esta gran revista

Para evitar el trauma de la separación, ya que mi hermano y yo éramos muy pequeños, mis padres nos llevaban a ver a Mayo a su nuevo hogar todas las semanas. Y este no era otro que la nave de Meycom en Paracuellos. Mi padre era bastante amigo de Lucas Camacho y José Macías en aquella época y ese era el mejor sitio que encontró para que aquel proyecto de perro guardián demostrase su verdadero potencial.

Javier Macias y Lucas Camacho, fundadores de Meycom

Esas visitas semanales eran principalmente para ver a nuestro perrito, pero cada vez que íbamos por allí yo me quedaba embobado mirando los coches. Había algún Renault de la Copa o los Seat Fura del Volante Auto Hebdo, pero lo que a mi me fascinaban eran los monoplazas. No eran gran cosa: un Fórmula Fiesta, un 1430 o un F3 de la época, pero para mi eran auténticos Fórmula 1 a los que me subía, giraba sus volantes y me imaginaba en un circuito peleando con Alain Prost o Nelson Piquet.

Con el paso de los meses, nuestras visitas se hicieron cada vez menos frecuentes y finalmente, después de verano, dejamos de ir a Meycom a visitar a nuestro perro, pero el veneno de las carreras ya se había instalado en mi cuerpo para siempre hasta convertirse en mi pasión y mi profesión.

Jacobo Vega y Antonio Lobato, junto a Nira Juanco, las voces de la Fórmula 1 en España

3 comentarios:

  1. No es por nada, pero Nira Juanco sale muy desmejorada al lado de Jacobo Vega ... ah no, que no es Nira ... es el bueno de Antonio Lobato...

    Veo que estais subiendo el nivel de la web, me alegro muchisimo, el dia que publiqueis lo mio va a parecer un cuento de esos que te leen antes de dormir ... por que os dormireis ...

    Ahora a ver si convenceis a Lobato, Serrano o Julio Morales ... creo que con este ultimo teneis posibilidades, es un trozo pan.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Quien quiera participar tienes las puertas abiertas en el blog... y muchísimas gracias, Javi.

      Eliminar
  2. Tuve la suerte de trabajar en Meycom, mi padre era muy amigo de Jose Macias, recuerdo a tu perro Mayo, que por cierto si que era muy guardian porque como ladraba cuando alguien se acercaba ala nave.

    ResponderEliminar

Todos los comentarios son bienvenidos, nos ayudan a crecer. Sólo te pedimos que seas respetuoso con los demás, que cuides la ortografía y la gramática y que nunca te quedes con las ganas de decir algo.

Gracias de antemano por tu comentario.