1994. No logro recordar por qué ese día cambié de canal, ni por qué estaba en casa en vez de estar viendo a mis hermanos jugar al fútbol como acostumbraba a hacer los fines de semana. Yo tenía 16 años y ya había visto alguna carrera, algunos documentales en los que se hablaba de la lucha abierta entre Ayrton Senna y Alain Prost, de la velocidad, de la competitividad... para mí, sólo ellos dos ya eran la Fórmula Uno. Se estaba disputando el GP de San Marino, en Imola, Italia. Roland Ratzenberger y Ayrton Senna perdían la vida justo ese fin de semana.
Puede parecer un poco macabro decir que, realmente, este hecho marcó un antes y un después en mi afición a las carreras. Hasta ese momento yo únicamente veía coches veloces competir por ser el número uno. A pilotos increíbles luchando con todo y contra todo por ser los primeros. Sólo sabía de kms/h y de manos en los volantes. Nada de seguridad, nada de reglas, nada de historia, nada de neumáticos, nada de desarrollos, nada de combustibles... nada de nada.
Cada año que pasaba iba aprendiendo un poquito más. Entre 1999 y 2005 nació mi verdadera pasión por este deporte. Pedro de la Rosa llegaba a Arrows y Fernando Alonso ganaba su primer Título Mundial de Fórmula Uno. Internet, webs especializadas, revistas, artículos, normativa, aerodinámica, tecnología, emoción, talento, admiración... el glamour del paddock llegaba hasta nuestras pantallas. Y era sencillo. Mucho más sencillo para todos.
Pedro de la Rosa con su Arrows en su debut en la F1 en 1999 y Fernando Alonso celebrando su título en 2005 |
¿Por qué te gusta la Fórmula Uno? Tiene fácil respuesta. Porque es lo único que hace que me olvide de todo cuando las cosas van francamente mal. Y me hace reír, y me hace soñar y me hace desear y me hace imaginar... para mí, la Fórmula Uno es PASIÓN. Es lo que me hace ver una carrera de rodillas en el sofá, lo que me hace despertar de madrugada aunque haya que trabajar. Lo que me hace investigar, tener ganas de saber más y más...
El 2005 me trajo la gran oportunidad de vivir un GP en directo junto a dos de mis mejores amigas. De escuchar por primera vez el sonido de un Fórmula Uno en el circuito de Montmeló. Desde entonces no he podido dejar de hacerlo ni un año. Y de esto ya no tienen la culpa los coches. De esto ya no tiene la culpa la velocidad, ni tan siquiera los pilotos o los ingenieros... de esto tienen la culpa los maravillosos momentos y las personas tan increíbles que he conocido desde que pisé por primera vez ese circuito. Ellos son los que tienen la culpa de que para mí, hoy en día, este deporte ya no sea tan sólo una PASIÓN... sino más bien una ADICCIÓN, una ENFERMEDAD. Montmeló, Jerez, Monza, Mónaco... Madrid, Barcelona, Murcia, Málaga, Sevilla, Tenerife, Santiago, Santander, Oviedo, Cádiz... Aosta... con pases de paddock o sentados en un bar cualquier día, en cualquier momento, con cualquier excusa... y posiblemente hablando de todo menos de Fórmula Uno. Vaya paradoja! Gracias por dejarme disfrutar a vuestro lado todos estos momentos. Sin vosotros... la Fórmula Uno jamás habría sido lo mismo.
Una peña de 'enfermitos' descansando en el Circuit en 2011 |
Ya lo creo que enfermitos...
ResponderEliminar¡Incurables! ;-)
Y tú el primero... por la derecha... jajajajajajajaja
ResponderEliminarQue bonita entrada Pilar. Creo que estos recuerdos los compartimos tod@s l@s aficionad@s. Estoy deseando leer la próxima entrada de esta sección del blog.
ResponderEliminarMe alegro un montón de que os "desnudéis" en esta sección. Gracias, Pii... y a ver quién es el próximo...
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